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Historias de pataletas - Análisis.

  • Foto del escritor: Field Consultas
    Field Consultas
  • 3 mar 2018
  • 14 Min. de lectura

Actualizado: 7 abr 2018

Historia 1


Una vez visité a una amiga cuyo hijo de 23 meses le había pedido que quitara la tapa de su caja de arena. Ella le dijo, "Ahora no, es casi la hora de tu baño", y siguió conversando conmigo. El niño le agarro del brazo y le preguntó de nuevo, pero no obtuvo respuesta. Luego intentó en vano abrirla él mismo. Estaba cansado y la frustración fue demasiado para él. Explotó.

Cuando la rabieta había pasado, su madre me dijo: "Siento que soy muy mala. Esto ha sido culpa mía. No me he dado cuenta de que era tan importante para él jugar en la caja de arena". Y entonces le quitó la tapa a la caja de arena.

Análisis del caso:

El comportamiento de la madre es fácil de comprender, ¡pero también un ejemplo excelente de cómo no hay que manejar una rabieta! Ella dijo "No" al niño cuando le pidió ayuda la primera vez, sin pensar con detenimiento en lo que le había pedido su pequeño. Los esfuerzos del niño para retirar la tapa de la arena le mostraban las ganas que tenía de jugar porque no le estaba prestando atención.

Fue necesaria una rabieta para que la madre se diera cuenta de las ganas que el niño tenía de jugar con la arena y de que no había una buena razón para no dejarle jugar. Es normal que deseara compensarlo dejándole jugar después de todo, pero era demasiado tarde para eso.


Sugerencia

Aunque no hubiera sido una buena decisión al principio, la mamá debería haber seguido con su "No" original porque, al cambiarlo por un "Sí" después de la rabieta, lo que consiguió fue que su hijo sintiera que su explosión había tenido el efecto deseado.


Hubiera sido mejor para ambos que la madre hubiera escuchado a su hijo cuando le pidió ayuda por primera vez, y hubiera pensado mejor su respuesta en lugar de ceder a los deseos del niño después de su rabieta.


No es fácil ser un niño pequeño en edad, y pasar sin control de esos estados de ansiedad a explosiones de rabia. Tampoco es fácil ser madre y tener que convivir con ese estado emocional tan variable y mantenerlo en equilibrio. Pero el tiempo ayuda: gran parte de la turbulencia emocional se habrá calmado para cuando tu hijo haya completado su cambio de niño pequeño a niño en edad preescolar (3-5 años).



Historia 2

Luisito de 3 años está viendo dibujos animados en su casa. Cuando son las 6 de la tarde, su mamá le apaga el televisor y le dice que debe ir a bañarse. Luisito le dice que no piensa ir a bañarse y vuelve a prender la tele. Su mamá la vuelve a apagar y le manda a bañarse, el niño rompe en llanto, se tira al suelo gritando que no se bañará y que quiere seguir viendo sus dibujos. "Comienza la pataleta".

Su mamá tiene diferentes alternativas:


a) Para evitarse el escándalo le da en el gusto y le deja seguir viendo su programa y bañarse más tarde.


b) Ante la negativa de Luisito, la mamá comienza a ofrecerle todo tipo de sobornos para que le obedezca, parte ofreciéndole un chocolate y jugar con el celular. Como esto no da resultado, le amenaza diciéndole que va a regalar todos sus juguetes si no se va a bañar de inmediato.


c) La mamá comienza a rogarle a Luisito: “Por favor mi amorcito vaya a bañarse, no llore más, que la mamá está muy cansada y le da mucha pena que usted no le haga caso. Pare de llorar y vamos al agua por favor para que te pongas muy bonito”.


d) La mamá se contagia de la pataleta de Luisito y con el ánimo negativo, se descontrola se pone a gritar : “¡Hasta cuando haces pataletas!¡Eres un malcriado, me tienes cansada!”.


La mamá de Luisito en cualquiera de las alternativas de acción propuestas, lo que está haciendo, de uno u otra forma, es reforzar la pataleta.


En todos estos casos el inadecuado manejo de la situación garantiza que la pataleta vuelva a repetirse en el tiempo en ésta u otra situación similar.


Cuando cede ante el deseo de Luisito, la mamá le está enseñando que las pataletas son un medio eficiente para lograr lo que quiere, por lo tanto el niño aprenderá y repetirá en el futuro esta conducta inadecuada para obtener lo que desea.


Aunque no sigue viendo televisión, Luisito logra algo mucho más valioso, la atención de su mamá, ya sea rogándole, sobornándolo o brindándole atención negativa, que si bien es un reto, finalmente supone tener a su madre pendiente de el. La atención de los padres es el mejor refuerzo para todo niño. Luisito piensa de esto “con la pataleta no consigo lo que quiero, pero consigo la atención de mi mamá, que bien, buena estrategia”.


Sugerencia

Una mejor manera que la mamá de Luisito tiene para manejar la situación y evitar que la pataleta se consolide como la forma de afrontar situaciones en la que el niño ve frustrado su deseo, es no ceder a su demanda, es decir, no darle permiso para ver más televisión y dejarla que haga la pataleta, ignorándolo, es decir, sin darle ni atención positiva ni negativa. Los padres pueden preocuparse mucho al sentir que si lo ignoran aumentará la pataleta y se intensificará, sin embargo, hay que tener claro que la pataleta tiene un ciclo natural, llegando a un punto cúmbre y después comienza a disminuir. Esto siempre ocurre, puede demorarse un poco más de lo que los padres quisieran, pero cede.


En el caso de Luisito, más importante que lograr que el se bañe y se acueste temprano, es no ceder ante la pataleta, para que ésta no se convierta en un hábito.


Las pataletas son una intensa reacción conductual y emocional en la que el niño se ve desbordado porque su voluntad se ve frustrada y no puede realizar sus deseos.


La forma en que los padres manejan estas reacciones en un comienzo, son cruciales para determinar su evolución. Como padres también es importante conocer a nuestros hijos y tener presente que los diferentes temperamentos que cada uno tiene los hará más o menos propensos a las pataletas. Hay niños que son más irritables y les cuesta más tolerar la frustración, mientras que otros tienen más capacidad de autorregulación. Por lo que es importante que actuemos reconociendo los escenarios.


Prevenir situaciones de posibles pataletas. Por ejemplo, cuando está viendo televisión, anticipar al niño diciéndole que le quedan 10 minutos y se apagará la pantalla. Otra posibilidad es planificar para que el baño coincida con el fin del programa que está viendo.


Las pataletas son comunes en un período de la vida de los niños y no hay que alarmarse. Lo importante es saber manejar esta situación para que no se instale como un medio efectivo de obtener lo que se desea. Por eso vale la pena invertir paciencia, tiempo y energía hoy, manteniéndose firme e ignorando la pataleta para evitar mañana personas escandalosas.



Historia 3

Una madre nos comentó una situación y el método que usa …yo sé cómo tratar las pataletas, un método que por lo menos con mi enano de 2 años y 11 meses...me resulta comento ella.

1.- La Previa: Una pataleta no es generación espontánea, sino que se puede anticipar con preguntas pequeñas - Ejemplo: - ¿hijo, vamos a bañarse?, y si el en su idioma me responde: "No Bañarse" y yo sintiendo que ya hay una negativa, decido sacarlo de esa negatividad, eso generalmente se acaba con un ataque de cosquillas, o saltar en la cama, o correr, o esconderse, etc... Un juego previo a la actividad que el no quiere hacer.

2.- Si ya se inicio la pataleta, lo abrazo, le hago cariñitos, le doy besos o algo de piel. Eso ayuda a que se sienta querido.

3.- Si tampoco resulta eso, como ultima medida le llevo a un lugar donde sepa que está "castigado" Nosotros lo dejamos sobre su cama, su pieza, sin tele ni nada...Luego su Papá ó ambos nos sentamos con él y le explicamos que lo que hizo está mal y que por mucho que haga pataletas, se tiene que hacer lo que los papás mandan.

4.- Si no se le pasa la pataleta aún...Lo mas probable es que se quede dormido por el cansancio del esfuerzo que hizo, así que después de la pataleta pasa a estado ZZZzzz

Conclusión

Una cosa importante, los niños necesitan grados de libertad, poder expresarse y hacerse sentir, si están molestos o enojados, están en su derecho a hacerlo. Uno como buen padre debe ser firme en los mandatos, pero flexible en sus emociones.



Historia 4

Adela Emocionada nos comparte su experiencia..."Ser madre es uno de los regalos más preciosos que me ha dado la vida"... Disfruto plenamente en compartir la vida con ese ser que es un tesoro para mí. El amor que siento por mi hija me da la fuerza que me impulsa a seguir. Pero la maternidad, (y paternidad también, por supuesto), tiene aspectos difíciles, situaciones y problemas a los cuales nos debemos enfrentar. Los mismos pueden ser bastante estresantes y requieren una cuota extra de paciencia de nuestra parte.

Este es el caso de los berrinches. Los mismos son una reacción desproporcionada ante situaciones cotidianas, una crisis temporal que se que pasara.

En esos momentos, como decía, he debido armarme de paciencia infinita y, aunque al principio me generaba mucho malestar y nerviosismo porque no sabía cómo lidiar con esas situaciones de enojo, poco a poco fui aprendiendo a actuar de la manera correcta.

Por eso, he logrado encontrar técnicas que me han servido a veces unas y a veces otras pero que nos han llevado a mi hija y a mi a transitar la pataleta de una manera exitosa.


Sugerencia


Hazle un chiste

Cuando tu pequeña está enojada prueba a hacerle un chiste o una morisqueta graciosa. Su rostro se transformara y volvera a sonreír otra vez. El humor es una estrategia infalible.

Cántale una canción

La música calma y relaja. Canta una canción si es su favorita mejor, ya que la música trasladará al niño a esos momentos de alegría y de juego y de esa manera se relajará un poco y se le pasará el berrinche.

Mantente firme pero sin enojarte ni enloquecer

Ponerte a gritar sólo empeora las cosas. Como padres debemos aprender a poner límites con firmeza y seguridad, a decir no sin gritar. Los niños necesitan apoyarse en un adulto sereno y decidido. Lo cual no quiere decir que no tengamos deslices en nuestro comportamiento alguna vez, somos seres humanos. Pero debemos tratar de que los gritos no sean la norma.

Abrázarlo

Es una técnica que a veces resulta un arma de doble filo pero que a veces funciona. Dependerá del niño si acepta o no un abrazo en ese momento. La contención dará lugar al llanto luego del enojo y cuando esté más calmado, podrán conversar sobre la situación.

Dialoga con él

Explícale de manera empática, dile que entiendes su enojo pero que "No" es "No" y dile el porqué. Los niños muchas veces calman su enojo cuando comprenden las razones de la negativa de los padres.

Valora su emoción, dile que comprendes que se sienta mal pero que es necesario hacer caso a mamá.

Míralo con amor pero mantente firme

El amor no significa permisividad sino poder demostrarle lo que sientes por él, que se sienta cuidado y protegido pero también limitado, ya que esos límites lo ayudarán a crecer. Amor y firmeza deben ir de la mano. Debes demostrarle que eres la autoridad pero sin violencia.

Enséñale a respirar profundamente y contar hasta diez

Esta técnica debe ser enseñada en momentos de calma, de esa forma cuando tenga un berrinche no será algo desconocido para él cuando le digas que respire profundo.

Tendrá más utilidad cuando notas que está a punto de enojarse y todavía no ha llegado a hacer un gran berrinche. Será más sencillo para él cumplir con tu sugerencia.

Sácalo a dar un paseo - cambia de escenario

El cambio de escenario será una estrategia formidable para que a tu hijo se le pase el enojo. Vayan a un lugar que le guste mucho, por ejemplo un parque o una plaza con juegos para que se entretenga y descargue tensiones.

Prevenir las pataletas

Si sabes que vas a pedirle algo que no le gusta (por ejemplo, abrigarse) explícale de antemano el porqué de la acción. Práctica alguna de las opciones anteriores y luego dile de buenas maneras lo que tiene que realizar. Por ejemplo, si se enoja cuando tiene que bañarse o no quiere irse a dormir, dile con tiempo que pronto llegará la hora del baño o de acostarse. De esa manera le das tiempo a que juegue un rato más y previenes su enojo.

A medida que tu hijo vaya creciendo y con tu ayuda, los berrinches irán desapareciendo. Así que, a no desesperar y a tener en cuenta los puntos sugeridos.


Recuerda felicitarlo cuando va logrando controlarse, dile que estás orgullosa de él eso afianzará su comportamiento positivo y lo ayudará a superarse a sí mismo. Estas son estrategias que sirven para romper el círculo vicioso, para desviar el foco de atención.

Y tú, ¿qué haces cuando tus hijos tienen pataletas? Compartir tus ideas y sugerencias será de utilidad para todos.



Historia 5

Me cuesta decirlo y aceptarlo...Me he dado cuenta que mi hijo utiliza diversas tácticas para manipularme y la pataleta es uno de los más efectivos pues, para evitarme problemas ante semejante conducta, accedo a los caprichos de mi hijo Junior pero en otras ocasiones me resisto y acabamos los dos envueltos en la pataleta al punto que se tira al suelo y empieza a lanzar cosas de la sala, nos platica Allison madre divorciada y trabajadora independiente...

Muchos adultos piensan que los niños no entienden, pero ellos saben, conocen y comprenden más de lo que te puedas imaginar, porque los niños son muy perceptivos y nos estudian todo el tiempo nos comenta a razón de su experiencia con su hijo.


Analizando el error de Allison

Este tipo de conductas generan dos respuestas por parte de Allison. La primera consiste en conceder rápidamente las demandas del niño y la segunda, por el contrario, consiste en responder de forma agresiva y con hostilidad. Sin embargo, ambas son equivocadas, dado que lo único que consiguen es reforzar el problema.


Sugerencia

Si accedemos, el niño sabrá que en toda ocasión en la que él quiera algo, bastará con que él haga una pataleta y lo conseguirá. Pero si actuamos con hostilidad, se generará una poderosa lucha de fuerzas que solo traerá desgaste de energía, malestar y heridas que puedan dañar al niño. ¿Qué hacer entonces para superar con éxito el problema? Existen cuatro pasos como parte de una táctica o procedimiento, que son bastante efectivos, ya que te permitirán controlar y con el tiempo incluso evitar los berrinches en el niño:

Jamás pierdas el control

Por difícil que parezca, es muy importante que no pierdas el control. Como padres jamás debemos igualarnos con los hijos, porque ellos deben saber quién es la autoridad y al ponernos al nivel del comportamiento del niño, se perderá el respeto y la situación se nos saldrá de las manos. Recuerda que a un comportamiento hostil no se debe responder con lo mismo, pues generará un caos total.

Llévalo a un cuarto libre...si el temperamento va mas alla de una simple pataleta

En lo posible, o al menos donde no hayan objetos con los que pueda hacerse daño, pues en los casos más graves, los niños suelen tirar cosas, golpearse o aun tirarse al suelo.

Dile de manera pausada y tranquila lo siguiente

“Mira, si quieres algo deberás calmarte, pues de esa manera no estoy dispuesta a hablar contigo. Así que cuando te calmes discutiremos el asunto, por lo pronto te dejaré aquí o solo, y yo estaré afuera (en la sala, en el cuarto, en la cocina, aclara específicamente el sitio donde vas a estar, esto con el fin de que el niño comprenda que su comportamiento no te afecta ni afectará lo que estás haciendo pero a la vez que sienta que no lo abandonas ) y cuando estés dispuesto a hablar con calma allá te espero”.

Entonces, retírate y déjalo solo

De esta manera él comprenderá que no estás dispuesta a ceder a sus caprichos, que eres tú la que pone las reglas y — sobre todo — que no te vas a "someter" a su conducta o estrategia.

Debes aclararle además que no estás dispuesta a permitir que ese comportamiento se repita.

Estas tácticas no solo ayudan a controlar las pataletas del niño en el proceso del mismo, sino que servirán para que se reduzcan tanto en frecuencia como en intensidad de manera considerable hasta desaparecer con el tiempo, pues el niño comprende que esa conducta no funcionará contigo.

Demuéstrale tu afecto, apenas este calmado y le haya pasado la furia de su pataleta. Una atmósfera tranquila ayuda a recuperar el control y su atención.

Tomarlo, abrazarlo ayudara mucho y de igual manera explicarle con ejemplos por qué las cosas no pueden ser como ellos quieren. Al mismo tiempo hacerle saber que se sienten orgullosos de él por haber logrado dominarse y hacerle entender que al que no le hizo caso usted fue a la pataleta y no a él. Luego dedíquense los dos a una actividad ó juego favorito.



Historia 6

Alicia nos relata...Vi a un pequeño tirado en el suelo en un mar de llanto. Esto sucedió hace una semana, mientras hacía las compras y caminaba apresurada por los pasillos del supermercado, en esas prisas, de pronto alcancé a ver al niño, su madre mientras tanto nerviosa, trataba de adivinar qué era lo que su niño pedía con tanta ansiedad. No pude evitar detenerme y mirar.

Esa situación me hizo recordar las veces que mi pequeño ha intentado chantajearme para conseguir alguna cosa (me insistia en comer chocolate sin haber almorzado aún) y debo confesar que cuando comenzaba a hacer berrinches (a eso de los dos años de edad) muchas veces se salió con la suya; pero empecé a poner atención al ciclo de sus berrinches.

Aprendí a diferenciar las razones por las que surgía un berrinche de enojo o uno de llanto; aprendí a escucharlo y a ponerme en su lugar, aprendí a no dejarme manipular y, lo que resultó más difícil, a decirle “No”.

Los niños quieren todo para ellos y muchos papás caemos en el error de complacerlos, con el fin de evitar a toda costa que “sufran”.


Sugerencia

Amar, cuidar y consentir a nuestros hijos no está mal, pero a veces ellos necesitan aprender que no pueden tenerlo todo, y mucho menos a través de un berrinche.

1. Dale otra dirección a su atención

Cuando te percatas que tu hijo va a empezar hacer un berrinche porque quiere que le compres un juguete, con suavidad le tomas de la mano y le pides que te acompañe a buscar y encontrar algún alimento de la lista - ejemplo; el alimento que tanto le gusta a su mascota; haz que su mirada y su atención se vuelquen en otra cosa, que no sea lo que él quiere. También le puedes pedir cantar juntos su canción favorita o contarle un un chiste.

2. Abrázalo o levántalo del piso si se ha tirado

Es necesario que los controles. Si a pesar de lo anterior prosigue en su intención y ya ha empezado a gritar o a patalear. Lo importante es que le otorgues una explicación. Los niños, al igual que tú como adulto, necesitan razones válidas para saber el porqué de las cosas. Acércate a él, míralo a los ojos y con un tono de voz calmado dile “Te entiendo, sé que quieres que te compre ese chocolate, pero recuerda que no has comido y es necesario que primero lleves comida sana a tu pancita y después compramos el chocolate”. En cuanto concluyas la frase tienes que volver al paso 1, redireccionar su atención.

3. Es imprescindible que dejes tu actitud de mamá comprensiva y le hagas saber que tú eres la autoridad.

Si a pesar de esto ahora grita aún más, o incluso ha comenzado a agredirte. Te sugiero que con un gesto de molestia (evita forcejear con él o insultarlo) le des una advertencia; puedes decirle “Estás empezando a perder el control y así no funcionamos, te he dicho que no, y no hay marcha atrás”. Tómalo de la mano con firmeza (sin llegar a lastimarlo) y llévalo contigo, pero ignora todo lo que hace o dice. Con esto le estás demostrando que fuiste amable y comprensiva con él, pero que no tolerarás más una mala actitud.

4. Mantén tu postura

Si lo has hecho bien, a estas alturas el pequeño debe de estar sollozando y tratando de recuperarse de su “Gran decepción”.

Es importante que sigas ignorando lo que dice y mantengas tu cara de molestia. Aún no es tiempo de ser cariñosa con él, si lo haces puede volver al berrinche. ¡Recuerda que nuestros hijos están midiéndonos hasta que marquemos el límite.

5. Dale, con amabilidad, la explicación que ya le habías dado en el paso 2

Cuando tu hijo ha conseguido mantenerse tranquilo por más de cinco minutos es momento de hablar con él. Es necesario que vuelvas a explicarle, y dejarle bien claro que no accederás otra vez a sus chantajes.

Pregúntale si ha entendido el por qué le has dicho que no a su petición y escucha lo que te dice, pon atención a las emociones que expresa e invítalo a que no lo vuelva a hacer siempre con mucho amor y respeto.

No tengas miedo de darle razones a tus hijos, no importa que tengan 2, 5 o 7 años de edad; no subestimes su entendimiento, verás cómo entre más explicaciones razonables des, más rápido dejarán de hacer berrinche por la misma situación. Si no te das por vencida y lo llevas con firmeza te sorprenderás de los buenos resultados.


Puedo decir que mi hija de vez en cuando intenta hacer un berrinche, pero ha dejado de hacerlo tan seguido y ahora es ella quien me dice, “Mami, primero hay que comer y luego compramos el chocolate” le digo esta bien. Y en el transcurso del día ni ella misma se acuerda por las distracciones que he empezado a usar.


 
 
 

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